Hacía Vasto
De viaje Estamos de acuerdo todos los que vamos a iniciar el viaje en que nunca habíamos visto el aeropuerto tan lleno de gente. La compañía aérea, que me niego a publicitar, sigue tratando a la clientela a empujones. Cambiamos de puerta de embarque varias veces. Mientras nos hacemos la foto institucional. El viaje pasa en un vuelo. Nos espera un autobús muy cómodo que nos lleva a Vasto, vía Pescara. La autopista va fluida y se adentra en túneles interminables, que atraviesan los Apeninos, en su parte de los Abruzzos. Hay pueblos pintorescos encaramados a las colinas. En las cumbres queda algo de nieve. Todo está envuelto en una niebla algodonosa que difumina contornos y colores. Entre árboles de ramas secas, invernales, apuntan florecillas blancas, decorando los más adelantados. El recorrido de autobús se nos hace algo interminable. En la parada final nos espera una furgoneta que nos lleva a los distintos lugares de residencia. Cuando nos reencontrarnos, da la impresión de que Br...
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